3 errores en cadena (1)

En los últimos meses se ha disparado el número de actos y eventos que tratan de sensibilizar y encauzar la inquietud creciente sobre Industria 4.0.  Cursos, talleres, programas y también líneas de financiación específicas que indican que, aún con retraso, esto se pone en marcha.

Por eso me gustaría llamar la atención sobre lo que considero 3 errores serios en los planteamientos que se observan  a menudo. Son 3 errores concatenados, que llevan el uno al otro y que pueden frustrar los esfuerzos de empresas, instituciones y ciudadanos.

Primer error: Confundir Industria 4.0  y Revolución Digital

No es una cuestión nominal, ni un problema menor. Es una confusión muy extendida y un problema conceptual relevante  que provoca una cascada de errores en cadena . Indica una  comprensión confusa o limitada del contexto de cambio, y de las nuevas coordenadas para la actividad económica.  No, no son lo mismo, ni tampoco la Revolución Digital es una parte de la Industria 4.0. Por el contrario, es ésta  última la que constituye una pasarela hacia  la primera. Me explico:

En los últimos 300 años, el despliegue de la Revolución Industrial  ha protagonizado el periodo de mayor transformación social y económica de la historia humana. La Era Industrial no sólo inauguró un nuevo sector de actividad económica con productos y servicios hasta entonces inimaginables,  y se constituyó como motor principal de la economía, sino que además, y sobretodo, forjó toda una civilización, una cultura, un marco mental, unas reglas de juego y una cosmovisión. La Era Industrial supuso  un Salto Civilizatorio con  un único precedente comparable: la Revolución Agrícola, que desde el neolítico se extendía a lo largo de 10.000 años y que, a su vez, puso fin a la larga noche de más de 30.000 años de los primeros Homo Sapiens.

Por eso, con la palabra «industrial» nos referimos habitualmente a 2 conceptos muy distintos:  Industrial en tanto que sector de la economía (sector secundario), pero también Industrial en tanto que época,vector y patrón civilizatorio bajo cuyo paraguas se ordenan, moldean y configuran  todas los sectores económicos y actividades sociales (de ahí  industria agrícola, industria extractiva, industria cultural, servicios industriales,…). En general podemos decir que, aunque no todos trabajamos en el Sector Industrial,  todos somos hijos y representantes de una cultura, mentalidad y civilización industrial. Esta diferenciación de lo industrial, entre Sector de la economía y Civilización, es crítica para ajustar nuestro GPS y orientar nuestro futuro en la dirección correcta.

Porque ahora, por primera vez en 300 años, la locomotora de la Transformación no es la Revolución Industrial. La Industria ya no es el sujeto del cambio, sino objeto del mismo. La locomotora disruptiva que vuelve a alterar todas las actividades humanas, incluidas ahora las industriales, es la Revolución Digital. Su envergadura y magnitud conforman otro Salto Civilizatorio de mayor escala transformadora aún que sus precedentes agrícola e industrial. Y su velocidad de despliegue amenaza con dejar un reguero de obsolescencia (en absoluto programada)… y de sufrimiento.

La industria, en tanto que sector clave de la economía continuará jugando un rol importante (aunque nuevo) y seguirá ejerciendo una enorme influencia en el resto de sectores,  pero su hegemonía como levadura y textura integradora del mundo ha terminado. La Era Industrial declina ante la emergencia de una nueva Civilización, la digital, que lleva ya 40 años cambiando la realidad,  tejiendo un nuevo sistema nervioso global y ubicuo que lo conecta todo y a todos, modificando los contextos y haciéndolos inteligentes, generando nuevos comportamientos de mercado y culturales, definiendo nuevos productos, servicios y modelos de negocio,  alterando la lógica y las reglas de juego de todos los sectores.

Saltos Civilizatorios
Saltos Civilizatorios

Este tsunami tecnológico ,  sociocultural y económico, en su acelerado avance  actúa como una auténtica «Stargate», como una violenta Puerta del Tiempo, que transforma, filtra, y volatiliza a sectores enteros. A su paso delimita claramente 2 épocas históricas, 2 Eras, 2 mentalidades: Predigital y Digital. No importa si eres del sector primario, del secundario, o de servicios. No importa si estabas en un estadio preindustrial, industrial  o postindustrial. Lo determinante es saber si tu organización se queda en la Era predigital o se pasa a la Era digital. A un lado o al otro de esta frontera del tiempo. Porque no hay alternativa, ni plazo.

En ese sentido, Industria 4.0 es simultáneamente  la fase terminal en tanto que civilización industrial , y también  la etapa_pasarela y estrategia de adaptación del sector secundario al nuevo escenario y  reglas de juego de la Era Digital .

Las empresas netamente industriales,  tienen en la Industria 4.0 un camino y paradigma nuevo y fascinante con el que inspirar y orientar su transformación y adaptación al nuevo mundo. Si se me permite el juego de palabras es el cambio de agujas hacia una industria «no industrial».

Pero no sólo es el sector industrial quien debe desprogramarse, desaprender  y desengancharse de la vieja cultura industrial. Todos los sectores se enfrentan  al mismo dilema predigital-digital. Aunque no todos están en el mismo momento de alcance de la ola , ni todos están en el mismo estadio de adaptación, ni de preparación. Algunos ya han sufrido sus zarpazos y están pasando por una transformación parcial o total (música, fotografía, mass media, comercio, …) o bien están en pleno ojo del huracán (banca, seguros, turismo, transporte, industria,…), o lo van a sentir muy pronto (educación, construcción, política,…) . Pero todos, personas y organizaciones, nos enfrentamos a una tarea dura y pesada pero ineludible y urgente: La  Transformación Digital .

En una próxima entrada abordaré el segundo error, que está asociado  a ella.

 

Autor: Mikel Arbeloa

Abrumado por la aceleración del cambio, preocupado por sus enormes riesgos, pero esperanzado, e ilusionado, por las posibilidades que entraña para la humanización progresiva del más salvaje de los primates.

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